Celeste aprendió a hablar y nunca paró. Al menos así lo cuenta su familia. Lo que más le divierte de las palabras: el desafío de transmitir con ellas todo eso tan abstracto que sentimos.
Así, la curiosidad la lleva al placer de también escuchar cómo lo hacen los otros.
Contradictoria en sí misma, disfruta tanto de las palabras como lo que se transmite sin ellas; de los ideales, como de conectar con el instante y lo que es.
No cree que las cosas sean ni blancas ni negras. A veces, ni grises.
Intenta dividir su tiempo entre todos sus intereses, pero es que tiene muchos. Desde estudiar Relaciones Internacionales, hasta ser parte del universo de TEDxRosario.
Celeste llegó así a este equipo, movida por la inspiración. Y por la convicción de que no somos seres aislados, somos con los otros. Y qué mejor que ser compartiendo y contagiando un mundo de ideas.
